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14 de Noviembre del 2016

"Porque, ¿qué escritor no disfruta

de una buena mentira?"

Cuando escuché a Alexis Falkas describir su novela como un “inquietante delirio” apenas alcancé a imaginar hasta qué punto iban a ser ciertas sus palabras. No me queda más remedio que comenzar por el final y confesar que cuando llegué a la última página mis ojos estaban prácticamente fuera de sus órbitas, mi piel de gallina y mi mandíbula, desencajada. ¿Y por qué? Porque, mientras avanzaba en la historia, fui elaborando, como es lógico, mis propias teorías. Y aunque hubo aspectos en los que - hasta cierto punto - di en el blanco, ni siquiera esas acertadas conjeturas se libraron del desfile de giros argumentales que me aguardaba, a cual más retorcido. Pero como no quiero spoilear a tope y arruinaros la experiencia a quienes se os despierte la curiosidad por leer Reflejos de absenta, me temo que no podré ofrecer muchos más detalles con respecto a la trama que los que el propio autor revela en la sinopsis.

 

Por un lado tenemos a Demian, escritor que ve abiertas las puertas del Paraíso cuando se le ofrece la oportunidad de destacar en esa jungla imposible que es el mundo editorial. Poco más que a eso parece aspirar en la vida, aparte de vivirla junto a su mujer, Ariadna. Y por otra parte está Vicent, dotado del mismo talento que Demian, pero que por desgracia no es más que una sombra perdida cuya existencia el mundo ignora. Creyéndose víctima de una gran injusticia (y razón no es que le falte, pobre hombre), Vicent decide convertirse en su propio ángel vengador y ascender al firmamento de los autores reconocidos combinando su habilidad con la pluma con otras destrezas mucho más macabras. Las historias de ambos hombres se desarrollan de forma paralela, hasta que finalmente chocan entre sí de la forma más enrevesada posible.

 

Hablemos ahora del estilo de escritura de la novela. En ocasiones son muy líricas, y en otras, bastante más crudas, pero está claro que las palabras que componen Reflejos de absenta no solo contienen una historia, sino que también rezuman arte. Y con esto quiero decir que al leer disfrutas del relato, pero además te deleitas con la manera en la que está narrado, y de esta forma la experiencia resulta mucho más enriquecedora. Podrías leer el mismo párrafo varias veces seguidas sin aburrirte, porque en cada una de ellas te llamaría la atención un detalle diferente. Por no hablar de que basta con apenas unas cuantas frases para que se te llene el cuerpo de temblores, porque se trata de una novela siniestra donde las haya. Por poneros un ejemplo, adelanto desde ya a los futuros lectores que solo con el prólogo vais a sentir escalofríos. Si leerlo no os altera ni un poquito será porque ya tendréis mucho recorrido con los géneros literarios de este calibre y, me temo, os aburrirá; o eso, o tenéis horchata en las venas. Pero si sois como yo, que me confieso ávida devoradora de literatura fantástica y romántica - pese a que también tengo debilidad por el género de inspiración gótica - el impacto os resultará bastante fuerte. Por no hablar del desenlace del libro, que me dejó prácticamente sin aire. Sencillamente espectacular, pero no voy a hablar de él. Tendréis que descubrirlo por vuestra cuenta ;)

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